sábado, 2 de octubre de 2010

LA JOYA
En la sínica ambición de una manada de piedras
Sucumbía la joya que nace en el otoño de los ojos,
Se levantó de entre las piedras para ser encumbrada
Como se presentan al cielo ostias agrietadas;

La meseta era un país fantasma, no quedaba ni una piedra,
Todas fueron a vivir a su Maria Magdalena, eran un solo blasón,
La colérica reacción de su reina les sedujo a cada grano
Como a los mortales epitafios de piedra y carne.

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